jueves, 4 de marzo de 2010

Los Rolling Stones en el lente de Robert Frank: Cocksucker Blues, el documental prohibido

Cada semana, el rock continúa produciendo hits y muestran nuevos grupos ante la estremecedora juventud. Sin embargo, no se puede librarse de las necesidades de custodiar su historia ni de rendir culto a los santos que se han canonizado para ingresar a los cielos –deberíamos decir infiernos del rock. Los Rolling Stones son ese grupo de santos que han adquirido la tenaz condición de las gárgolas de una catedral. No necesitan ser evocado pues es absurdo volver a oír a los Stones por la sencilla razón de que los seguimos oyendo desde hace décadas. Si el camaleónico Bowie ha hecho que sus fanáticos se vistan y travistan de muy diversos modos, después de cuarenta años en el camino de los Rolling no requieren de disfraces porque esta banda se decora con sus propios gestos. Esa fue la chamba de Robert Frank, deslizando su lente por este grupo de “niños guerrilleros” que fuman como gángsters mientras se rascan los testículos con desparpajo, suspenden entrevistas y colocaron su lengua como el logotipo del siglo XX. Robert Frank los desnudara en su documental “Cocksucker Blues”. Favor de rebovinar.
Stop: Simpatía por el diablo

En 1969, una persona fue acuchillado mientras los Rolling Stones tocaban "Simpathy for the Devil" en el decadente Altamont Free Concert. Jagger gritaba nerviosamente “Hermanos y hermanas mantengamos la calma, por favor.” Los Stones se propusieron hacer su propio festival ante su ausencia en Woodstock del 69’ y el egolatrismo de la misma banda al tocar con The Who, Janis Joplin, Hendrix y todo el sequito de fugaces estrellas que quedaron totalmente estrellados.

El resultado fue un desmadre total: un homicidio, dos muertos por accidentes, cientos de casos de sobredosis y violencia entre los hippies y la pandilla de motociclistas Hell Angels, (violentos ángeles del infierno; su mayor particularidad fomentar el caos) contratados como personal de seguridad. Así pues la imagen de la banda había quedado dañada en los Estados Unidos. Las autoridades que nunca gustaron del rock and roll ni mucho menos de los movimientos pélvicos de Mick Jagger, los tenían en la mira y harían todo lo posible para impedir el ingreso de estos ingleses indeseables si volvían a pasarse de la raya.

Sin embargo en 1972 lanzan el album “Exile in Main Street”, hoy para muchos su última obra maestra. Los Stones estaban en la cima de la popularidad, comenzaron a ser llamados “la banda de rock más grande del mundo”, ya sólo les faltaba desprenderse de la fama de “chicos malos” que les enrostraban cada vez que ocurrían desmanes en sus conciertos. Por desgracia o para el amor de sus fans fueron filmados bajo el documental de Robert Frank, ponchándolos con los pantalones bien abajo.


Play: El lente de Frank

Robert Frank nació en una acomodada familia judía de Suiza que se mantuvo a salvo de la persecución nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Se inició como aprendiz de un fotógrafo vecino de su edificio y a los 23 años emigró a Estados Unidos disgustado con la vida materialista que le ofrecía su familia.
En 1948, viviendo como fotógrafo de modas, se desanima del Sueño Americano al comprobar que sólo se trataba de competir por el dinero y seguir el sistema gringo.

Decide  viajar y llega a los andes peruanos donde fotografía caminos polvorientos, campesinos en movimiento, vida rural, rostros del sueño provinciano, personajes insatisfecho con su vida, tistes y solitarios: pero esencialmente la vida del sub. alterno: el no escuchado, personajes desconocidos.

Regresa a Estados Unidos con un nuevo “lente” presentando la ironía de la sociedad, marcando un claro contraste en comparación con la mayoría de los foto periodistas contemporáneos, visible en su estilo inusual de enfoque y el uso de luz baja, entre otras características que se desviaban de las técnicas de fotografía aceptadas. Se vuelve un fotógrafo “marginal” y hace travesuras con Jack Kerouac y Allen Ginsberg (grupo de escritores beatniks que gustaban aguarle la fiesta a la América de los años cincuenta, devota de la prosperidad). Frank comienza a recorrer Estados Unidos para retratar las tensiones raciales y de clase que contradecían ese optimismo. Frank prefiere la penumbra, el desenfoque, la velocidad. Resultado de esta experiencia fue su libro más importante “The Americans” (1958) que muestra un Estados Unidos desolado y borroso.

En complicidad con su amigos Kerouac y Ginsberg se inicia en el cine con “Pull my Daisy” (1959) y haría otras películas incórdiales con el mainstream, hasta que conoce a los Rolling Stones para quienes fotografía lo que sería portada de “Exile on Main Street”.


Rec: El Blues del Chupa Penes

Los Rolling Stones se conocen con Robert Frank gracias al capo de Truman Capote; en medio del alcohol, las drogas y las despampanantes orgías. “Considero que Jagger es tan sexy como un sapo orinado” divulgo Capote ante Robert. Es justo en medio de esta nueva amistad donde el fotógrafo marginal dispara su discreta cámara en la banda inglesa deslizando el lente entre camerinos, cuartos de hotel, aviones y escenarios. El resultado sería “Cocksucker blues”, su película más conocida y sin embargo la única que hasta hoy no se estrena oficialmente.

“Cocksucker blues” es una muestra de lo que podía pasar cada vez que los Stones se montaban en la ruta. Los vemos en muchas situaciones que la mayoría de veces suceden lejos del escenario. Todo está permitido y el tiempo pasa demasiado lento. El lente de Frank nos deleita esos momentos de terrible aburrimiento que toda gira debe tener. Aquellos momentos en los que se mata el tiempo bebiendo, jugando a las cartas, drogándose o teniendo sexo en público con las fans más complacientes.

Los Stones arriban una ciudad, se maquillan, jalan cocaína y suben al escenario. Jagger canta “Brown Sugar” en el peor estado, tambaleándose de lado a lado y con una voz irreconocible. Luego de dos canciones mas Jagger hace alarde su condición atlética, se mueve en escena como si desayunara toneladas de cereales y nos demuestra a como dominar a la juventud con sus mejores armas. En estos momentos la cámara de Frank baja al nivel del público, maravillada como todos de una banda brillante. Sigue bajando, espera afuera y cuando todo ha terminado conversa con el público, con los que no lograron entrar, con los revendedores. Y sigue descendiendo hasta toparse con los fans más marginales, aquellos que perdieron todo por el rock and roll y las drogas.

Nuevamente en el avión, los Stones y su gente cogen unos instrumentos y montan una fiesta con toda la intención de terminarla en orgía. Alguien levanta a una chica y comienza a quitarle la ropa, mientras ella se resiste entre carcajadas. Corte. El caos ya terminó: una muchacha se levanta del suelo con una mancha de semen en la espalda.

El sexo es uno de los temas principales. En una de las primeras imágenes del film vemos a Jagger tocándose las bolas (por debajo del pantalón), Keith Richard aparece con una cara de arresto domiciliario toqueteando las entrepiernas de cualquier chica que este a su lado. Hay otras escenas de este tipo, pero no es nada de qué extrañarse y el sexo tampoco se libra de cierto tufo a tedio.

El otro gran peotagonista de este documental son las drogas, y aquí vemos a Jagger y Richards fumando, aspirando o inyectándose en colectivo o como solistas. "Cocksucker blues" desmitifica a la estrella de rock, muestra lo que todos quieren ver, lo que incluso ya sospechaban, pero que nadie imaginaba que tuviera tanto de soledad y aburrimiento. Los Stones son soldados que matan las horas hasta que son llamados nuevamente al frente. El brillo de las estrellas a veces es opaco.

Al ver el trabajo terminado, Jagger le dijo a Frank: "Hiciste un excelente película pero si dejamos que se presente en América, nunca más nos dejarán entrar". Entonces emprendieron una demanda para tomar control del documental y, desde luego, Frank perdió. Sin embargo, el “salomónico” veredicto permitía que "Cocksucker blues" se proyecte cinco veces al año siempre y cuando el director esté presente en la sala. No sabemos si Frank sacó provecho de esto y decidió convertirse en un cineasta viajero con los rollos de su película bajo el brazo. Lo que sí es seguro es que inmediatamente los fanáticos tomaron nota y corrieron rumores que "Cocksucker blues" era el mejor documental sobre rock and roll alguna vez filmado (y casi nunca visto). La película circuló por años en el mercado negro de Estados Unidos a través de copias en video. Ahora está disponible a todos pues algún anónimo la puso en libertad en Internet -tal vez fue el mismo Frank, quien sabe.


Ni tan bonus track: No he encontrado este documental en fisico, es decir nunca he tenido el documental en dvd. Sin embargo, les dejo el link de youtube; donde pude ver esta pieza de arte. Ahi les va:
http://www.youtube.com/watch?v=vtTfwGTqYzw

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