lunes, 17 de mayo de 2010

Pasteleense: Avionazo en la plazuela

Stop: “Avionazo en la Plazuela” es sin duda, una de las mejores instalaciones de street art que he visto en mucho tiempo. Play: Realizada en la Plaza del Aguilita, México, consta de numerosos posters y un avión realizado en metal y fibra de vidrio; forma parte del evento “Habitar: No Autorizado.” Rec: Su autor, SAID DOKINS (de nombre real Said Emmanuel Dokins Millán) es un artista bastante prolífico. Nació en México (1983) y ha expuesto su obra por medio mundo, ha editado libros, realizado performances, instalaciones, graffiti, etc. Vuelen por favor.

Habitar: No Autorizado

La noción de habitar está relacionada con el movimiento, con lo vital y tal vez con nuestro sentido de pertenencia. En el transitar encontramos el secreto del espacio, hacemos recorridos, nos reconocemos y construimos de manera literal y simbólica un lugar, de tal modo que esa especialidad secreta se configura como un esqueleto transparente en cualquier emplazamiento creado, en una delgada línea entre el aparecer y el estar oculto, pero en la acción misma del hacer, en el constante cambio, en las relaciones imaginadas de lugares, redescubrimos el espacio hacia el sentido de habitar, desde la percepción, los sitios transitorios, del entender, pensar y contribuir a la forma en la que coexistimos en relación a lo demás, al mundo.

La idea de crear espacios habitables, ciudades habitables, tiene que ver con una sentencia de pensar en éste modo de existir, en una reflexión históricamente móvil en la que realmente estamos en constante aprendizaje o ignorancia, estaríamos hablando no sólo de la descripción del modo en que somos en el mundo, sino de cómo deberíamos de ser.

La urbe en la que vivimos es la constatación de la falta de un pensar ético del habitar y sobretodo de los mecanismos de control que nos obligan a una lucha constante por sobrevivir, por recuperar la libertad usurpada, un habitar en estado fragmentario y violento.

El avionazo es ésta representación de lo violento visto como un juego de grandes titanes. Al integrarse la intervención en una plaza pública, de carácter vecinal y barrial. El acto violento se vuelca en contra de la historia, sobre el barrio, sobre los que supuestamente el Estado tendría que proteger.

Esta evocación en el espacio público, posiciona el tema en un espacio social colectivo, se activa por los elementos simbólicos, pero queda a la vez distante a las personas y transeúntes, es decir, no descifrable en el sentido literal, pues no intenta esta señalización como consigna política o acción directa, sino más bien a través del juego y el arte. Alcemos vuelo y dejémonos llevar por los aeroplanos utópicos en la sociedad.





Fuente de la noticia: http://thecitylovesyou.com/urban/?p=18893

viernes, 14 de mayo de 2010

Pearl Jam: las cenizas de la resurreccion del grunge

Stop: Los noventa acabaron ya tiempo atrás, los años pasaron y son muy pocas las bandas sobrevivientes que aun siguen gimiendo y gritando el agudo e incoloro sabor del grunge. A estas alturas ya no son bandas noventeras, ni mucho menos bandas grunge. Llámalos como quieras, pero son esas bandas de culto que aun siguen levantándome por la mañana y me hacen tiritar por las noches. Play: Pearl Jam es una banda de culto, son una suerte de Greatful Dead, de Led Zeppelin y hasta quizás como el demente Iggy Pop. Pero sin las barbas, sin las drogas ni los excesos. Son una banda en el cenit de su madurez. Pero sigue tan vital y desafiante. Aun tienen la integridad suficiente para mirarte a los ojos y desquiciarte canción tras canción. Rec: Si los noventas fueron dominados por Cobain y su voz – que ha decir verdad me encanta- Eddie Vedder te incita a servirte una chela bien helada, agitando el pelo y sentirte ferozmente salvaje, pero solo. Pearl Jam no es el suicidio, ni el dolor, ni mucho menos el gemido de la generación X. Pearl Jam es el grito de la locura, del salvajismo y del desorden. Una banda que aun la podemos escuchar y que el mismo Kurt Cobain la detestó.

Las cenizas de la resurrección del grunge

Estamos en la década del siglo XXI, los noventa murieronaunque las camisetas a cuadros han vuelto a renacer- pero ahora en la radio ya no suena Alice In Chains, con su vocalista Layne Stanley muerto. Chris Cornell, cerebro y voz de Sound Garden, prefiere ahora tocar tonadas pop. Mudhoney es una caricatura de la promesa que alguna vez fue. Beck se perdió en su loser baby. La abejita de Blind Melon ya no baila más, desde la muerte de Shannon Hoon. Nirvana extinta. Stoned Temple Pilots vinieron segundos, desde la lejana California, y como tales, segundos se quedaron. Y el resto de nombres va cuesta abajo.

Backspacer, el noveno trabajo de la banda, nombre de dicho álbum va como homenaje a la tecla de “regresar” (backspace) que tenían las maquinas de escribir antiguas, las cuales aun emplea Vedder. De algún modo esto para la banda significa el regreso y revisar todo error cometido en la vida. Es un trabajo donde se siente nuevamente aquella voz garras poza y el nervio tintilíneo del punk, mezclado con un grunge ya no tan adolescente. Un grunge que dejo las camisetas de franela a cuadros, los bluyines rotos y las botas militares negras. Pero que aún tiene esa actitud salvaje, delirante y feroz de uno mismo. Es un grunge sucio pero maduro y aun violento.

Pearl Jam decidió replegarse e ignorar las quejas de la industria, de los músicos y de sus propios fans. Luego de los exitosos videos musicales como Jeremy, Alive, Even Flow y el menos difundido Oceans –todos los temas del disco debut Ten (1991)-, así como una presentación en Mtv Unplugged que rivalizaba en rotaciones con la de Nirvana. En donde observaremos un Cobain angustiado por el sistema, los medios de comunicación y una depresión tan fuerte y tan interna y por otro lado a un Eddie Vedder tan salvaje –que se para de su silla, baila, se golpea, se divierte y deslumbra al publico- que gime hasta no poder mas y revienta con una actitud de saber lo que desea -y claro una chela mas por favor- decide no dar más entrevistas, no hacer mas videos, no tomarse más fotos, no ser una imagen pública, ni un rock star más de aquellos tiempos. La banda emprendió una campaña feroz contra el monopolio y sobre todo, contra las regalías que por cada entrada cobraba el gigante de la venta de espectáculos Ticketmaster. Empresa que por esos tiempos agarro a todo el puñado de grupos “independientes” y los convirtió en grupo para la industria. Reventando el sueño del grunge, ir en contra del sistema musical –cargado de industrias y disqueras-. El baterista de entonces, Dave Abruzzessse, fue echado por no respaldar esta decisión. De ahí en adelante, seria la música la que se defendería por sí sola.

La mermelada de Pearl

Con la ediciones mas de 150 discos de sus conciertos grabados de modo independiente y la poca exposición en los interines de cada álbum lanzado, Pearl Jam ha chambeado duro por matar y aniquilar la imagen del rock star y se ha convertido en una suerte de banda de culto, reverencia por su sólida historia y tan mentada integridad.

Rebovinemos un poco: Green River, una banda influenciada por el protopunk de Iggy Pop, es conformada por Jeff Amet, Stone Gossard, Bruce Fairweather y Alex Vincent se volvió Mother Love Bone, y cuando el vocalista de esta encarnación, Andrew Word, murió de sobredosis de heroína- si, era la época del punk mucha ketamina, una línea que otra y luego heroína como cena- la banda se desintegra.

Con la muerte y desintegración de Mother Love Bone, Ament y Gossard comienzan una vez más la búsqueda de personal para formar un nuevo grupo. En 1990 reclutan al guitarrista Mike McCready (ex-miembro del grupo Shadow) y con él comienzan a tocar como trío de manera informal.

Sin contar aún con baterista ni cantante, el trío Ament/Gossard/McCready comienza la cacería de los nuevos miembros del grupo. Para acelerar la búsqueda, graban una maqueta de sus composiciones más recientes. La búsqueda la hacen no sólo en la escena de Seattle, sino que van más allá, buscando algún talento incluso con gente con la cual no hubiesen tenido contacto. Una de estas personas es Jack Irons, ex baterista del grupo Red Hot Chilli Peppers. Irons les pide una demo para poder repartirlo entre sus conocidos; ellos le dan un extracto de cinco canciones –y que tremendas canciones: Alive, Once, Why Go, Black y Footsteps.

Irions encontró a un ex vigilante, vagabundo, surfista, skater y cantante de un pequeño grupo local de California. Este tipo tiene tres identidades hasta el dia de hoy: Edgard Louis Stevenson (su nombre real), Edgard Muller o Eddie Vedder. Vedder había sido cantante del grupo de San Diego Bad Radio. La leyenda relata que Vedder, una vez recibido la demo, lo escucha durante toda la noche. A la mañana siguiente, cuando surfeaba como era su costumbre, la música rondaba aún por su cabeza y de esa forma le vienen las letras a la mente. Ya en casa, aprovechando el momento de inspiración, graba las voces para las canciones. En menos de una semana Vedder está en Seattle e inmediatamente dan comienzo las sesiones de lo que será el nuevo disco de la banda, aún sin nombre. La banda decide colocarse como nombre Peral Jam, en honor a la abuela de Eddie, Doña Peral – aquí Doña Perla- y “Jam” por su celebre mermelada que les invitaba diariamente en medio d las grabaciones y ensayos.

La banda sin fin

Comparados con otras bandas del movimiento grunge de inicios de los años 1990, el estilo de Pearl Jam es notablemente radical y a su vez similar y se remonta más hacia el rock clásico de los años 1970. El grupo ha citado como influencias a varios grupos de punk y rock clásico, tales como The Who, Neil Young, Ramones, The Beatles y Bob Dylan. El gran éxito del grupo ha sido atribuido en gran parte a su sonido, el cual fusiona "los riffs del rock de estadio pesados de los 70 con el valor y la furia del post-punk de los 80, sin descuidar los ganchos ni los coros". La revista Rolling Stone los describe como un grupo que "pasó la mayor parte de la década pasada destruyendo su propia fama".

Pearl Jam ha ampliado su rango musical conforme avanzaban sus álbumes. Para Vitalogy de 1994, el grupo comienza a incorporar más influencias punk en su música. En No Code fue deliberado el rompimiento con el estilo musical de su álbum debut Ten. Aquí las canciones tienen elementos del garage rock, el worldbeat y la música experimental. Después del regreso al rock directo de sus primeras producciones que se da en Yield, el grupo se acerca a un rock más experimental con Binaural y al folk rock en Riot Act. El álbum del grupo Pearl Jam, es citado como un regreso al sonido primitivo de la banda.

El estilo vocal de Eddie Vedder ha sido comparado muchas veces con el de Jim Morrison. Quizas es lo unico en la banda que jamás ha cambiado, se puede sentir desde el inicio hasta la actualidad, la voz de Vedder es sutil y salvaje a la vez. Los temas de sus letras pueden ir desde los temas personales ("Alive", "Better Man") a los temas sociales y políticos ("Even Flow", "World Wide Suicide"). La actitud en sus conciertos, Vedder como show-man, la banda en si misma, pura, salvaje y delirante, nos remueve y nos devora. Nos demuestra que aun quedan esas cenizas en resurrección para el grunge. Stop, play and rec: Favor Rebovinar.


Bonustrack:
Este documental es genial, hace un gran estudio a la banda desde adentro y hasta afuera. Les recomiendo que lo chequeen. Se llama: Pearl Jam Story Documentary. Disfrutenlo.

viernes, 7 de mayo de 2010

El Kafka del Underground: Kafka in Crumb


Stop: El célebre dibujante, antihéroe y padre del comic underground; Robert Crumb, se ha unido al escritor David Zane Mairowitz para plasmar el contexto, las fobias y las simpatías de Franz Kafka en un cómic a camino entre la novela gráfica y la biografía ilustrada. Play: Dos mentes torturadas en negro –negrísimo– sobre blanco. Franz Kafka como biografiado. Robert Crumb como dibujante que recibe el encargo alimenticio de ilustrar un libro pero que acaba desbordando los límites de la modesta colección de divulgación en el que debía aparecer su trabajo. El resultado es "Kafka by robert Crumb", un volumen recuperado en la colección de novela gráfica de la editorial La Cúpula en la que el patriarca del cómic underground norteamericano repasa la vida del escritor de Praga, intercalada con versiones de varios de sus relatos. Rec: Los dibujos tienen el sello inconfundible de Crumb, aunque esta vez en un tono realista. Tanto los que aluden a aspectos biográficos de Kafka (1883-1924) como las historietas que recrean algunos de los cuentos. Ahora es Robert Crumb quien nos ofrece el soporte perfecto para revisitar a Kafka, su libro supone un magnífico prólogo gráfico para adentrarnos después en las páginas del atormentado laberinto kafkiano.
Una afortunada desobediencia

Kafka murió en un sanatorio, cerca de Viena, en 1924, a consecuencia de una terrible tuberculosis que le fue trepando desde los pulmones hasta la laringe; en los últimos meses tan sólo pudo comunicarse mediante notas escritas.
Gracias a la afortunada desobediencia hoy conocemos en profundidad a uno de los escritores más significativos que dio el siglo XX. Sus obras han influido sobre numerosos autores de generaciones posteriores y han creado una legión de lectores activos a los que se nos exige en todo momento un esfuerzo de imaginación real, porque Kafka, a diferencia de otros contemporáneos, prescindió de todo experimento y de todo manierismo, manejándose en un lenguaje claro y sencillo, pulcro y neutral, sin metáforas poéticas que tratasen de adornar sus historias en blanco y negro, sus terribles y estremecedoras pesadillas, premonitorias, como catastróficas profecías de lo que estaba por llegar.

Los hechos que configuran sus historias, que parecen tan absurdos a primera vista, es lo que ha creado en nosotros sus lectores, una experiencia tan perdurable que hace que cada uno conforme en su imaginación una iconografía propia para ilustrar El proceso, América, El castillo, En la colonia penitenciaria y por supuesto La metamorfosis.

Robert Crumb frente a Kafka

A finales de los significativos años 60 en Estados Unidos, Robert Crumb comenzó a destacar por sus transgresoras tiras cómicas, en las que agitaba, como en una coctelera, sexo y crítica política a través de unos dibujos de realismo sucio con personajes como el Gato Fritz y Mr. Natural que pronto se convirtieron en mitos indiscutibles de la contracultura, iconos de lo que terminó conociéndose como el comic underground.

Fueron para Crumb los años de esplendor en la hierba, el amor libre- es decir, follar a morir-, esas “amistades peligrosas" con William Burroughs o Allan Ginsberg -nuestros queridos marginales-, la guerra de Vietnam como telón de fondo y la psicodelia y el Flower Power intentando provocar un nuevo terremoto en San Francisco. Aunque después de la tempestad de sueños de libertad, llegó una calma aburrida y fue entonces cuando el transgresor Crumb, ya cuajadito en años, decidió refugiarse en la vieja Europa.

Hoy se ha convertido en todo un clásico al que le rindió honores el Festival del Cómic de Angulema, sus obras ya pernoctan en los museos y algunos críticos no se ruborizan al compararlo con Goya. El años pasado la editorial La Cúpula publicó en castellano Génesis, complejo encargo de ilustrar el libro sagrado, en cuya realización el autor tardó más de cuatro años y del que salió airoso a pesar de lo arriesgado del tema, sin que este agnóstico declarado llegara a herir siquiera las susceptibilidades de los más fundamentalistas en el seno de la religión judeo-cristiana. La misma editorial acaba de lanzar al mercado Kafka, una novela gráfica con cerca de 200 páginas y guión de David Zane Mairowitz.

Aquí nuestro admirado Robert Crumb nos aporta su visión personal del escritor praguense. Un recorrido por su vida y por su obra que enriquece aún más la iconografía kafkiana, al tiempo que consigue aportar claves nuevas sobre uno de los autores más reinterpretados en la historia de la literatura. Crumb nos narra, con la particular maestría de sus dibujos, al personaje y escritor 'Kafka' recorriendo las fobias del autor: su auto humillación, el terror a la figura paterna -que se revela como temor frente al poder superior-, la vergüenza por su cuerpo, la hipocondría, su complejo de culpa, sus amores... pero, por sobre todo ello, "la intrincada broma judía", algo que suelen olvidar los 'kafkólogos'.

En el epílogo se afirma que: “Si Kafka hubiera vivido, seguramente el Holocausto habría sido su destino". En las páginas finales Crumb no duda en “retratarse" junto a Mairowitz, el guionista, en la Plaza de la Ciudad Vieja, portando cada uno de ellos unas camisetas con el rostro de Kafka; en la Praga del siglo XXI que ha convertido al escritor rechazado por el régimen comunista, en un simple objeto de merchandising. “En poco tiempo, –apostilla Crumb– como en el caso de Mozart en Salzburgo, será posible comer su rostro hecho en chocolate".

Favor Rebovinar...

miércoles, 5 de mayo de 2010

El lente de los beatnicks: Allen Ginsberg

Stop: Ginsberg fue el mayor promotor de aquel grupo de artistas marginales (beats) que se acogió a las ideas de su provocador "Aullido”, el poema síntesis de su crítica a una cultura carcomida y que llevó a su editor ante el juez por la "obscenidad" de la obra. Play: Pero al mismo tiempo que sus ideas inspiraban a una generación que corrompió la moral puritana y conformista de la década de los cincuenta de Estados Unidos, Ginsberg se convirtió, sin pretenderlo, en su mejor retratistamejor retratistamejor retratistamejor retratistamejor retratistamejor retratistamejor retratistamejor retratistamejor retratista. Rec: "Beat Memories: The Photographs of Allen Ginsberg", en The National Gallery of Art (Washington) nos acerca a esta otra forma de poesía. Presentándonos fotografías que tomó el poeta norteamericano. Deslizando su lente retrató a los escritores de la generación beat en medio de sus excesos, vicios e intimidades.

Los marginales al desnudo

La National Gallery expone la primera retrospectiva de las fotografías del poeta Allen Ginsberg, quien al comprarse una cámara de 13 dólares, Leica, que fue su fiel amiga y la llevaba siempre consigo. Con los consejos de fotógrafos amigos como Franz Roberto o Berenice Abbot, se dedicó a lo que él llamó “instantáneas celestiales”. Convistiendose en el retratista inesperado de unos jóvenes que darían nombre a la generación Beat.

Hasta el 6 de setiembre, la galería de Washington muestra esta crónica íntima y testimonial de la vida de escritores como Jack Kerouac, Neal Cassady o William Burroughs, de sus aventuras sexuales. Revelando su atracción por un apuesto Kerouac fumando porros solo en la escalera de incendios de su casa, o el humor y ridiculez de Burroughs sermoneando a Kerouac sobre por qué debía dejar de vivir con su madre. Asi mismo, el lente de Ginsberg se desliza sobre los viajes exóticos que solían acompañar con la experimentación de LSD y todo tipo de drogas.

En 1983 Ginsberg se reencontró con aquellas imágenes olvidadas en un archivo de la Universidad de Columbia (Nueva York), vio algo más. Por aquel entonces, el escritor ya había alcanzado la fama como el poeta que revolucionó la literatura estadounidense con una renovación estilística cargada de balas expresivas, simple, visual, directa, al ritmo "beat" de la improvisación del jazz.

Las ochenta fotografías roban momentos sagrados, como Ginsberg decía, desde el grito de una juventud dorada, como la expresión de Kerouac imitando una cara “a lo Dostoievski”, a una vejez atormentada, en el último día que el escritor de On the road visitó el apartamento del poeta antes de morir.

Cazador de imágenes

Ginsberg fue la madre promotora de aquel grupo de artistas magullados por la sociedad “aburrida” de la década del cincuenta de Norteamérica. Era un activista controvertido, defensor de los derechos de homosexuales, un pacifista que se había reunido con el líder sandinista Daniel Ortega y que había salido expulsado de Cuba por decir que el general Raúl Castro era "gay”.

Entre 1953 y 1963, fotografió a sus amigos en las azoteas de Manhattan o en sus paseos por las calles de Nueva York, se coló en su soledad y en su intimidad como la que encontraba en la cama de su amante Burroughs.
Allen Ginsberg quería “preservar ciertos momentos en la eternidad, la misma razón por la que todos nosotros tomamos fotografías, porque queremos recordar esa gente, ese tiempo, ese lugar”, explicó a EFE la comisaria de la exposición de la National Gallery, Sarah Greenough. Los últimos autorretratos se enfrentan con su vejez. Aparece desnudo y arrugado frente a un espejo, o vestido con corbata, bufanda y sombrero en su 70 cumpleaños. Un año después, en 1997, diría adiós a su época y a su generación.

Bonustrack:
Dos pajaros de un tiro; denle un pequeño vistazo al articulo escrito por Santiago Bullard "Una velada con Burroughs" esta genial -http://cafedesencuentro.blogspot.com/2010/05/una-velada-con-burroughs-el-almuerzo.html. Ademas les dejo este pequeño trailer del documental Beat Hotel -no se preocupen pronto le hare su respectiva reseña a dicho documental. Favor rebovinar.