jueves, 11 de febrero de 2010

“Inmersion: Porn”, rostros en plena masturbación

Deténganse, observen y esta vez no rebobinen su “cinta”, solo mastúrbense. Robbie Cooper británico, periodista, fotógrafo, morboso, “pajerito” nos deleita con su nuevo trabajo; sacándole la vuelta o mejor dicho “jalando el cohete” para el otro lado.
Cooper tuvo inicialmente la idea de fotografiar las expresiones de niños y adolecentes mientras navegaban en internet o jugaban videojuegos violentos como Call of Duty o Grand Theft Auto (mas conocido en el barrio como GTA). Así que nació el proyecto "Immersión”, en el que se seleccionaron 75 niños de acuerdo a su perfil socioeconómico y en el que se busca recolectar información sobre sus reacciones ante los videojuegos y otras situaciones que impliquen violencia, como films, noticias de guerra televisadas.

El proyecto incluye una investigación académica en el centro dedicado a los medios de comunicación de la Universidad de Bournemouth, Gran Bretaña, para examinar las reacciones de cada niño desde el punto de vista psicológico y sociológico.

Sin embargo, nuestro morboso fotógrafo decidió voltear la torta y por fin saborear el placer de ella. Dando como ultimo pajazo a “Inmersion: Porn” que muestra la relación de varios individuos con la pornografía. Demostrando que el cerebro comienza a simular sexo tan pronto como aparezca la acción. Este trabajo no solo nos presenta los videos de los individuos, esencialmente mujeres, – ¡Bien! ¡Ahí!- si no que además presenta un galería extensa de los rostros de la mujeres en pleno onanismo y llegando felizmente al orgasmo. Cooper nos deleita y nos llena de excitación al recorrer nuestra retina por dichas fotografía que plasman cuadro por cuadro la satisfacción femenina ante dicho toqueton.

PD: Si desean mas aca les dejo su pagina para que le den play : http://www.robbiecooper.org/small.html
 Para los mas morbosos les dejo el link de este blog donde lei el articulo : http://www.orgasmatrix.com/blog/noticias/inmersion-porn/

Sin más esperas acá lo tiene, mastúrbense, digo, rebobinen.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Unas “aguas” por el viejo infernal Lowry

Si los libros de Charles Bukowski los colocamos en los anaqueles del bar, entonces las obras de Malcolm Lowry las colocaríamos en alguna taberna o si es posible en alguna cava que tengamos en casa. De lo contrario, al dejarlo en la mesa de noche es sumamente peligroso pues uno no podrá resistir la tentación de abrirlo, olfatearlo y zampárselo de un tirón, cuando en realidad conviene beberlo- discúlpenme; leerlo -. Y finalmente acabara en un mareo de excitación, en el delirium tremens que Sabina nos canta con Paez, en aquel delirium literario.

Es así que nuestro compañero de bar Malcolm “el infernal”, es un escritor ingles que ha pasado a la historia por una obra maestra y una existencia signada por el demonio del alcohol. Su novela bajo el volcán (1947) no es solo una de las cimas del género sino uno de los testimonios humanos más desgarradores y conmovedores. Sin duda el alcohol fue el combustible esencial en su itinerario vital y artístico. Su dipsomanía creo un genio literario, una vocación llevada al extremo, de una obsesiva pasión por crear un universo de ficción que le permitió transformar a su implacable amo- el alcohol- en un instrumento de redención.

Nacido en 1909 en el seno de una familia de muy buena posición económica, ningún miembro de aquella tenía inclinación al alcohol. Obviamente conto con una solida educación y mal que bien logro culminar sus estudios secundarios pero no superiores. Decidió enrolarse–gracias a los oficios de su padre, quien en un exceso de buena voluntad le llevó en su Rolls Royce al puerto, procurándole así, sin proponérselo, la animadversión del resto de la tripulación– en un carguero con rumbo al extremo del Oriente. Fruto de aquella singladura, nacería 'Ultramarina', primera novela de Lowry, publicada en 1933. Novela que nos transmite la sentencia de su vida, una expedición al corazón de las tinieblas de la que no podría libarse jamás.



Y así es como pienso de mi mismo, como un gran explorador que ha descubierto una tierra extraordinaria de la que no puede regresar para dar su conocimiento al mundo: pero el nombre de esta tierra es infierno.”




Este es un cachito de la obra, Bajo el volcán, Lowry nos hace viajar a las profundidades del infierno. Es el descenso al Hades, un viaje casi Dantesco; que nos permite vislumbrar el paraíso antes de arrojarlo a los fuegos del abismo.

¿Puede alguien llegar a beber tanto?

La literatura así como el rock and roll ha estado plagada de alcohólicos y drogadictos; sin embargo, nadie parece haber bebido de manera tan compulsiva como Lowry. Quizás la única excepción fue su amigo de juventud y compañero de juerga Dylan Thomas, quien falleció luego de batir su propio record al consumir casi una treintena de whiskies- puros desde luego a lo ¡macho macho!- en una hora.

Desde luego para Lowry cualquier licor era bueno, ya sea escoses, ginebra, vino, cerveza, tequila o mezcal- ¡pásenle un pisco!- e incluso en situaciones desesperadas, loción para afeitar. La intoxicación y los delirium tremens lo llevaron continuamente a sanatorios y comisarias. Como resultado de sus provocativas saliditas a Lowry le tomo casi 10 años de escritura y cuatro versiones distintas para elaborar su novela densa, laboriosamente concebida, Bajo el volcán. Perdiendo miles de manuscritos de borrachera en borrachera. Así mismo como robos de sus novelas, por no haber colocado su firma- a lo mejor si hacemos una gira por sus bares favoritos encontremos algo jajá.

Lowry fallece a los 47 años, los mitos urbanos abunda como plagas, algunos dicen que se suicido. Lo cierto es que es que su muerte fue accidental. Existen sospechas de que ingiriera un coctel explosivo de ginebra con barbitúricos, pero la autopsia determino un final menos decoroso: se ahogo con su propio vomito-


Bonus track: Hendrix leía y admiraba mucho a Lowry; los dos mueren ahogados por el alcohol ¿coincidencia?




Salud por el ¿no?